Ahora que me han permitido la utilización de mis bienes reservados para cuando sea mayor, me considero justamente eso: mayor. Esto me abre un abanico de nuevas posibilidades, y sabiendo donde estoy parado, comienzo a delinear el plan de liberación. Lo primero es tomar posesión del espacio físico que me pertenece y vedar el acceso a toda persona ajena a mis intereses. Debo tener sumo cuidado para llevar a cabo las acciones de desalojo de pilas de revistas, carpetas, herramientas y hasta un aparato de aire acondicionado completo. Aunque pensándolo bien voy a quedármelo y a intentar instalarlo por mis propios medios.
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